Leche deslactosada — Alba Miranda


Tenía 8 o 10 años, no lo recuerdo, cuando mi mamá me dijo que de ahora en adelante no podría tomar leche normal, sino leche deslactosada o de soya.

Intenté con la leche de soya, y no, desde entonces no puedo con las leches vegetales.

Una tarde, acepté un latte con leche de pistache. Me animo a escribir que ha sido uno de mis momentos más aventureros al probar algo nuevo, y también de los más decepcionantes, e incluso que me llevaron a confirmar que tengo que quedarme con lo que ya conozco. Leche deslactosada.

Hace poco, en una cafetería que se encuentra en otras latitudes fuera de México, pedí un café, con mi ya sabida leche deslactosada.

—Solo tenemos leche de almendra.

Y mi panza comenzó a sentirse mal, anticipando que iba a tener otro momento aventurero.

Mi novio llegó al rescate de la persona que me estaba cobrando y cambió el pedido.

Esto es solo una advertencia: la leche deslactosada comienza a no querer ser “bien vista”.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *